La historia de Lautaro Rivero es una de esas narrativas que abraza el alma del fútbol argentino: la del pibe de barrio que con sacrificio, talento y perseverancia logra trascender las adversidades para brillar en la élite. Nacido el 1 de noviembre de 2003 en Moreno, Buenos Aires, este defensor central zurdo de 1,85 metros ha recorrido un camino extraordinario que lo llevó desde vender alfajores en la vía pública hasta convertirse en una pieza clave del futuro de River Plate.
Los primeros pasos en el fútbol
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en el baby y los potreros de Moreno, donde creció. El Club Los Halcones fue la entidad en la que desplegó su talento durante su infancia, luego jugó en Villa Luro Norte, donde se puso como meta dedicarse de lleno a la actividad que ama. La llegada a las inferiores de River se concretó en 2018, cuando apenas tenía 14 años, marcando el inicio de su transformación futbolística.
Sus primeras apariciones con La Banda las hizo como carrilero por izquierda. Sin embargo, su altura (1,85cm) y potencia lo llevaron a convertirse en un pilar determinante de la defensa. Esta reconversión táctica sería fundamental para su desarrollo posterior como defensor central.
El sacrificio detrás del sueño
Lo que distingue la historia de Rivero es el contexto de adversidad económica en el que forjó su carácter. Mientras perseguía su sueño, Rivero debió hacer frente a circunstancias adversas: para sostenerse económicamente y no abandonar el fútbol, trabajó vendiendo alfajores en la vía pública durante su adolescencia. Esta imagen, que él mismo compartió en redes sociales tras ganar la Copa Argentina, se viralizó y generó admiración por el esfuerzo realizado para llegar a Primera División.
“Hace un año. No puedo creer todo esto”, escribió en sus redes sociales junto a una foto en donde se lo puede observar vendiendo alfajores en la vía pública, reflejando el contraste emocional de su ascenso meteórico.
El despegue en Reserva y el salto al profesionalismo
En 2021 debutó en la Reserva del club de Núñez y comenzó con un período de adaptación a la categoría, alternando esporádicamente con la Cuarta División. Así, en diciembre del año pasado, cuando restaban días para quedar en libertad de acción, firmó su primer contrato profesional y cumplió su primer objetivo.
La decisión de cederlo a Central Córdoba de Santiago del Estero a mediados de 2024 resultó ser providencial. Rivero, quien fue cedido al conjunto santiagueño a mediados de 2024, aprovechó al máximo su primer semestre como profesional en la Primera División, consolidándose como titular y sumando experiencia internacional en la fase de grupos de la Copa Libertadores.
La consagración en Central Córdoba
Su paso por el Ferroviario fue simplemente extraordinario. En el conjunto santiagueño logró debutar en Primera y consiguió dos grandes hitos; consagrarse campeón de la Copa Argentina 2024 y derrotar al Flamengo en el Estadio Maracaná por la Copa Libertadores. En números, Lautaro Rivero completó 30 partidos con la camiseta de Central Córdoba, anotó dos goles, brindó una asistencia y no recibió expulsiones, una muestra de su solidez y disciplina en la última línea.
Hubo un partido que lo consagró: el histórico triunfo 2-1 ante Flamengo en el Maracaná, por la segunda fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Aquella noche en Brasil, Rivero tuvo una excepcional actuación ante el notable poderío ofensivo del Mengao, enfrentando figuras de la talla de De Arrascaeta, De la Cruz y Pedro.
El regreso triunfal a River
Marcelo Gallardo decidió repescar a Lautaro Rivero. El central de 21 años llegará proveniente de Central Córdoba de Santiago del Estero, donde tuvo un gran rendimiento e hizo despertar la mirada del Muñeco junto a su cuerpo técnico. La decisión se concretó en junio de 2025, aprovechando la ventana especial de transferencias para el Mundial de Clubes.
El regreso de Rivero le ofrece al Muñeco una nueva alternativa en un sector de la cancha donde el Millonario sufrió a lo largo de casi todo el semestre. Los niveles de Martínez Quarta y Pezzella no han estado a la altura. Pero a su vez, le agrega una característica distintiva: ser zurdo. River hasta hoy no tenía centrales de ese perfil en el plantel.
La historia de Lautaro Rivero representa la esencia del fútbol formativo de River Plate: la capacidad de transformar el talento bruto en excelencia profesional, sin importar las circunstancias adversas del origen. Su regreso al Monumental no es solo el retorno de un jugador prometedor, sino la consolidación de un sueño construido con sacrificio, determinación y amor por la camiseta millonaria.