Agustín Ruberto: El instinto goleador nació en River Plate

En los pasillos del Monumental, donde resuenan los ecos de tantas glorias futbolísticas, una nueva estrella comenzó a brillar con luz propia. Agustín Fabián Ruberto, nacido el 14 de enero de 2006 en San Fernando, provincia de Buenos Aires, representa la perfecta síntesis entre talento natural y formación millonaria. Su historia es la de un instinto goleador que encontró en River Plate el escenario ideal para florecer.

Los primeros pasos hacia la grandeza

La pasión de Ruberto por el fútbol nació a los cuatro años, cuando comenzó a patear la pelota en el club Barrionuevo de baby fútbol en San Fernando. Sin embargo, su destino estaba marcado para algo más grande. En 2011, con apenas cinco años, ingresó a las inferiores de River Plate, donde curiosamente comenzó jugando como defensor. Este detalle no es menor: su comprensión integral del juego, forjada desde una posición defensiva, le otorgaría más adelante una visión táctica superior que potenciaría su letalidd goleadora.

La metamorfosis de Ruberto de defensor a delantero no fue casual. Los técnicos de las divisiones formativas de River rápidamente identificaron sus cualidades ofensivas naturales y decidieron reubicarlo en el ataque, una decisión que cambiaría para siempre el rumbo de su carrera.

El despertar del goleador

El verdadero punto de inflexión llegó en 2021, tras el parate por la pandemia de COVID-19. Ruberto regresó a los entrenamientos con una hambre voraz de goles. En la Octava División, el joven delantero desplegó todo su arsenal goleador: anotó 17 goles en apenas 14 partidos, cifras que llamaron inmediatamente la atención de toda la estructura del club.

Su capacidad para encontrar el gol no conoce límites. “Su mayor virtud es que le sale muy fácil el gol. De derecha, de zurda, de cabeza. Se genera las situaciones solo”, describe un conocedor de las inferiores riverplatenses. Esta versatilidad lo convierte en una pesadilla para cualquier defensor: puede definir con ambas piernas, es letal en el juego aéreo gracias a su 1.80 metros de altura, y posee la inteligencia táctica para aparecer en el momento justo.

El reconocimiento internacional

El instinto goleador de Ruberto trascendió las fronteras argentinas cuando fue convocado para representar al país en el Mundial Sub-17 de Indonesia 2023. Allí, el mundo del fútbol fue testigo de su calidad excepcional. Ruberto se convirtió en el goleador del torneo con 8 goles, conquistando la Bota de Oro y siendo el primer argentino en lograr esta distinción en un Mundial de la categoría.

Su actuación en las semifinales contra Alemania quedará grabada en la memoria: anotó un hat-trick, incluido un gol agónico para empatar 3-3, demostrando su mentalidad ganadora y su capacidad para brillar en los momentos decisivos.

El blindaje millonario

River Plate, consciente del tesoro que tenía entre sus manos, no dudó en proteger su inversión. En enero de 2024, el club renovó su contrato hasta diciembre de 2027, estableciendo una cláusula de rescisión de 30 millones de euros, convirtiéndolo en uno de los jugadores más valuados del plantel pese a su corta edad.

Este gesto no solo refleja la confianza institucional en Ruberto, sino también el reconocimiento de que su instinto goleador, pulido en los campos de entrenamiento de River Plate, representa un activo invaluable para el futuro del club.

El legado en construcción

Agustín Ruberto encarna la esencia de lo que significa ser un goleador formado en River Plate. Su historia demuestra que el instinto para marcar goles, aunque innato, necesita del ambiente adecuado para desarrollarse plenamente. En los campos del River Camp, bajo la atenta mirada de formadores expertos, Ruberto transformó su talento natural en una capacidad goleadora refinada y letal.

Hoy, mientras se recupera de una lesión que lo mantendrá alejado de las canchas, el fútbol argentino e internacional aguarda expectante el regreso de quien promete ser una de las grandes figuras del fútbol mundial. Porque en River Plate, los instintos goleadores no solo nacen: se forjan para la eternidad.

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